Alisado Japones


Para ser breves, es una técnica que permite remodelar el cabello actuando sobre su estructura interna, para fijarla posteriormente, dándole una forma lisa y definitiva. De ahí su otro nombre: alisado permanente.

El alisado japonés es una técnica exquisita pero compleja como bien sabemos, no estamos hablando de un tinte que admitiría correcciones. Por lo tanto, el primer consejo que hemos de dar es que los productos requeridos son exclusivamente de uso profesional. Así que no está de más insistir en esta advertencia: “No intente hacerlo en casa”.

La técnica del alisado japonés permite darle a cabellos rizados, encrespados, ondulados o rebeldes un efecto liso. Este cambio no es solamente estético y temporal sino definitivo y permanente. Esto es así porque los productos utilizados para tal fin cambian la estructura del cabello.

Esta técnica de alisado permanente, llamada también alisado iónico, es más conocida en nuestro país como “alisado japonés” porque se originó en Japón. Tras exportarse a Estados Unidos, se dio a conocer en el mundo entero como una pequeña revolución estética al comprobar el increíble cambio de look de algunas famosas con una sola sesión de peluquería. Al igual que otros fenómenos técnicos o tecnológicos, es normal que en sus inicios no estuviera al alcance de todos. Con el tiempo, esta técnica se popularizó en el sentido estricto de la palabra y hoy se puede razonablemente considerar que se encuentra al alcance de todos los bolsillos.

Sin embargo, no siempre se puede hacer el alisado japonés.

No se recomienda su realización en cabellos decolorados, cabellos con más del 30% de mechas o cabellos porosos.

No se debe hacer nunca en cabello que ha sido tratado con un producto alcalino que contenga hidróxido de sodio.

Tampoco se puede realizar cuando se han usado previamente productos que incorporen en su formulación hidróxido de litio o carbonato de guanidina.

Por lo tanto, compruebe la fórmula de los productos que ha usado previamente siempre que sea posible y, ante la duda, opte por la prudencia y espere a que le crezca el pelo, sin tratamientos, sin decoloraciones o coloraciones más claras que su color natural.

  


El proceso se divide principalmente en 2 fases:

  • El alisado
  • La fijación

El proceso permite, además, introducir una serie de componentes, que son nutrientes esenciales para un correcto desarrollo y la protección de la fibra capilar: queratina, colágeno, aminoácidos y cerámidas.

Gracias al alisado japonés, no solamente el cabello queda alisado de forma duradera sino que, por expresarlo de alguna manera, el cabello renace bajo una nueva forma, con una nueva textura, más flexible y, lo que es importante, restaurado.

Definitivamente, el alisado japonés es la solución perfecta para el cabello rizado, ondulado, o insufriblemente indomable.

Pasan a la historia los planchados, los desrizados con productos devastadores, los alisados interminables, secador en mano, y las cabelleras rebeldes.


El alisado japonés es una técnica que puede simplificar la vida e incluso, en caso de uso frecuente de la plancha, mejorar la salud de nuestro pelo. El alisado japonés permite prescindir del uso de la plancha y disfrutar de un pelo domado y liso. Esta ventaja permite ahorrar tiempo y esfuerzo y, en algunos caso, puede evitar algún disgusto causado por una temperatura excesiva de la plancha.

Si Usted está cansada de luchar con su pelo, si le gusta el look liso pero no se atreve a hacerse el alisado porque tiene muchas dudas y… algo de miedo contacte directamente con nosotros y le asesoraremos.

El lema de nuestra actuación siempre será “mejor prevenir que curar” dado que, en la mayor parte de los casos, no existiría cura alguna en caso de un diagnóstico equivocado, de una valoración excesivamente optimista o de una aplicación incorrecta, como vamos a ver a continuación.

El diagnóstico, por lo tanto, es fundamental. La experiencia nos dará seguridad pero, hasta dicho momento, sólo cabe ser precavidos. No perdamos de vista que quien quiere normalmente optar por un alisado permanente es una persona harta de lidiar con su pelo con el que mantiene una lucha igual de permanente. Su principal arma es la plancha y no es raro, en consecuencia, que nos encontremos un pelo sobreexpuesto al calor, deshidratado y apagado. El pelo bien cuidado, perfectamente hidratado, sin tintes ni mechas será una gozada pero también una excepción. Y, recuerde, no existen dos personas con el mismo pelo, ni tan siquiera las gemelas. El día a día así lo demuestra.

No haremos el alisado si apreciamos irritación, rojeces o heridas en el cuero cabelludo. La experiencia nos dice que podemos encontrarnos con cueros cabelludos aquejados por algún tipo de patología dermatológica o, simplemente, con alergias. En caso de eccema, dermatitis o psoriasis, no tenemos constancia de que los ingredientes de los productos utilizados en el alisado japonés tengan consecuencia alguna o sean motivo de agravamiento de dicha patología. Sin embargo, aquí imperará el sentido común y evitaremos realizarlo en caso de brote de la enfermedad. Recordemos que este tipo de patologías suelen cursar con brotes más frecuentes en otoño y primavera. Siempre se puede esperar a que pase el brote con el tratamiento adecuado prescrito por el dermatólogo y así se lo aconsejaremos a las personas que lo padezcan.

Ésta suele ser la primera pregunta que nos hacemos siempre y equivale a preguntar cuánto vale un anillo, por ejemplo. La contestación es: "Depende". En el caso del alisado japonés depende del largo, del volumen y del tipo de rizo. Todos los presupuestos son personalizados; facilite siempre la información más ajustada a la realidad.
Los tintes más oscuros, del mismo tono o para cubrir canas no son una contraindicación. Es suficiente mencionarlos a la hora de pedir cita para tenerlos en cuenta durante el proceso. El proceso de alisado puede arrastrar un poco de tinte, sobre todo si son recientes.

Los tintes más claros o las mechas californianas han de valorarse caso por caso e implican prudencia.
La principal contraindicación del alisado japonés es la decoloración, ése es nuestro mayor enemigo a la hora de plantearnos un alisado. Por lo tanto, la respuesta es no. 

Sí, es posible, aunque desaparecerán al siguiente champú.

El promedio es de 1 año, pero varía en función de cada persona.

Esta pregunta guarda una relación directa con la primera. Se puede tardar desde 3 horas y media hasta 6 horas en función de la cabellera de cada persona. Como referencia general, se suele tardar unas 4 horas. En María Gan, sólo nos importa el resultado.

Si padecemos eccema, dermatitis o psoriasis, ya sea crónica o en forma de brote, leamos el apartado que se refiere a las contraindicaciones.

Alguna madre puede estar leyendo estas líneas e interesarse por el alisado japonés, pero no para ella sino para su hija. Esto nos lleva directamente a preguntarnos acerca de la edad mínima requerida para someterse a dicho tratamiento. No existe regla alguna, como se puede suponer, pero no expondremos a los productos de alisado a una niña de 8 años, por poner un ejemplo. Se puede hacer un alisado japonés a niñas adolescentes de 14 o 15 años, siempre teniendo en cuenta su desarrollo físico personal. Como madre, tendremos que considerar de manera imparcial su estatura, su peso etc, dado que hay niñas muy desarrolladas para su edad y otras no. Tomaremos, pues, la decisión en base a dichos parámetros.

Si se considera que se dan las condiciones de desarrollo suficientes, al tratarse de adolescentes, hemos de tener en cuenta otras consideraciones. No está de más preguntarle a nuestra hija si puede permanecer quieta y sin moverse durante un tiempo determinado que puede ser largo en general… y eterno para ella. La absoluta dependencia de los móviles en particular dificultará la tarea. Moverse en exceso durante la fase de fijación puede entorpecer su realización adecuada.

Las marcas de productos no suelen proporcionar indicación alguna en cuanto a las precauciones que se deben tomar en caso de embarazo. Aquí, una vez más, deberemos apelar a nuestro sentido común ante la falta de información. Siempre será mejor esperar la confirmación del embarazo o el parto (aunque esto último no será definitivo si luego viene un periodo de lactancia). No obstante, debe siempre consultar a su ginecólogo/a que, habitualmente y con muy buen criterio, aconseja no hacerlo.

Las puntas, salvo corte reciente, pueden reaccionar de forma distinta al resto de la fibra si ya están secas, dañadas o abiertas. Pero, realmente, no son un problema. Lo único que tenemos que saber es que el estado inicial de las puntas hace más que probable que resulten dañadas en el proceso y que se pierdan. Esto afeará o deslucirá el resultado final. En cualquier caso, la parte dañada se pone en evidencia al finalizar el proceso, se eriza y resulta tan diferenciada que permite un corte casi quirúrgico, evitando así cortar más de lo necesario.

Si apreciamos que el pelo está demasiado castigado, es recomendable  hacer  una buena hidratación profunda durante un par de semanas o tres. Esta situación es frecuente dado que quién desear hacerse el alisado japonés suele tener un pelo rebelde y fosco y sólo consigue dominarlo con la plancha. La plancha, por desgracia, puede contribuir a incrementar dicho daño.

Lo ideal son 3 o 4 días. Tampoco se puede atar ni mojar durante ese espacio de tiempo posterior a la realización.

Sí, siempre. El alisado no se improvisa. No se trata de atender a la persona que desea hacerlo a salto de mata con un “Pues siéntese”. El alisado requiere toda una información previa y un espacio de tiempo predeterminado, sin interrupciones, sin improvisaciones, en fin, una planificación.


Esperamos que todo lo que le hemos presentado anteriormente le sea de ayuda para tomar una decisión informada.

No pierda nunca de vista que la calidad de los productos es una condición sine qua non y que debería poder darse por supuesto en todos los casos, pero es obvio que existen otros factores determinantes que incidirán en el resultado final:

La experiencia de los profesionales que los vayan a aplicar es uno de ellos. Dicha experiencia le permitirá conseguir un buen diagnóstico previo de su cabello y de ello se deducirán tanto la elección de la intensidad de los productos como los tiempos de aplicación de cada uno en cada fase del proceso. El alisado japonés no es una técnica fácil, y quien asegure lo contrario puede pecar de atrevimiento. Cada cliente es un caso particular con un cabello cuyas características son únicas.

Por poner un ejemplo, si trasladamos esta técnica al mundo de la medicina, todas proporciones guardadas, sería como disponer de una eficaz batería de fármacos para, a la postre, ponerla en manos de un curandero, inexperto y atrevido. A parte de ser considerado delito de intrusismo, sería una locura y el resultado muy previsible. Usted se sorprendería al descubrir cuántos peluqueros/as que realizan a diario el alisado japonés carecen de título en nuestro país. Comprobarlo es muy sencillo, recorran las paredes del establecimiento con la mirada.

Por lo tanto, comparta la experiencia directa de personas que ya se han hecho el alisado. Prefiera un contacto directo a experiencias compartidas en los foros: no hay manera de saber si lo que le cuentan es real o está tratando con la dueña de una peluquería que intenta venderle sus servicios. Desconfíe de aquellos que pretenden poder solucionarlo todo y tome una decisión con pleno conocimiento de causa o que hablan con desprecio de otros profesionales o de marcas que ellos no utilizan: minimizará los riesgos y podrá disfrutar plenamente de lo bello de un alisado japonés, de su elegancia, de su naturalidad y de su comodidad.